29 de noviembre de 2014

La Insignia de la Ingeniería en Colombia – Edificio 401

La Insignia de la Ingeniería en Colombia – Edificio 401

El viernes 21 de noviembre de 2014, la Universidad Nacional se vanagloriaba con la re-apertura del llamado edificio “Viejo” de Ingeniería, un ícono de la facultad más grande del país. Un ícono al que tristemente haciendo uso de la “democracia” reinante en la universidad, permitieron (entre 4 idénticas opciones) bautizar por la comunidad como: “Edificio Insignia Julio Garavito Armero”.
Para el acto inaugural, la facultad se gastó la para nada modesta suma de 153 millones de pesos, uno por cada año de existencia de la facultad, una facultad en la que cada vez más se desactualizan sus laboratorios e instalaciones; una facultad con un déficit de planta docente que cada vez más cubren profesores auxiliares de maestría, que no cuentan con condiciones laborales justas y tampoco una preparación adecuada para la docencia. Aún así, dentro de la Universidad Nacional, la facultad de ingeniería es la que mejores estados financieros presenta, tanto así, que la  facultad de ciencias humanas tuvo que pedirle un préstamo por un valor de 1000 millones, todo esto en el marco de una universidad que mandó recoger el dinero de los grupos de investigación para pagar la nómina, costo que las migajas del estado no alcanzan a cubrir. Pero entonces, ¿cuál es la fórmula mágica que le permite a la Facultad de Ingeniería ser la de mostrar edificios re-inaugurados en una universidad que se está cayendo por su propia crisis?. La respuesta se puede abstraer de la forma como fue financiada la obra.
La re-estructuración del edificio, fuera de las donaciones de egresados en diferentes trabajos de ingeniería (red eléctrica, red de datos, etc.), costó la tampoco modesta suma de 10000 millones. Capital que, en principio, y acorde a las “formas creativas de financiación” (planteadas en el acuerdo por lo superior 2034) se planeó recaudar a partir de un programa de donaciones. Desafortunadamente, esta vez no contamos con un personaje como el “benévolo benefactor” del edificio de ciencia y tecnología (C&T), el cual contratando sus propias empresas, logre a fin de cuentas evadir impuestos, esto quizá se deba a que 10 mil millones es una suma demasiado modesta para que alguien se tome tantas molestias.
Todo esto, terminó en cerca de mil millones recaudados y un retraso de aproximadamente año y medio con pérdidas académicas inmensurables, equiparables sólo con la cantidad de pupitres que debieron ser llevados al hombro rumbo a salones sobrepoblados. Dadas las circunstancias, el grueso de la financiación no corrió por parte de los principales donantes (homenajeados de hecho,  con los nombres de los auditorios del edificio), tampoco por los paupérrimos recursos de la universidad y como de costumbre el músculo financiero del estado brilló por su ausencia… entonces. ¿Cómo es que se financió el valor restante para la obra?... Fue la venta de servicios de investigación y extensión de la facultad, lo que le permite hoy mostrar un edificio renovado; fueron los recursos propios de la facultad, conseguidos a través de cuanto contrato pueda, de cuanto profesor deje las aulas para guiar grupos de extensión a servir a quien tenga la plata para pagar por una academia "de clase mundial", y la facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Colombia, ya no se debe a la sociedad Colombiana y sus necesidades, no diseña la re-estructuración del canal del dique del Magdalena, no hace los estudios de viabilidad de los sistemas de transporte de la nación, no genera herramientas tecnológicas para fomentar la democracia, la inclusión y la movilidad social, no desarrolla redes eléctricas inteligentes en zonas aisladas, no estudia el desarrollo de vías terciarias para llevar a zonas marginales derechos fundamentales de agua, salud y educación. No, la Facultad de Ingeniería hoy se debe a quienes la financian, hoy se debe quien tiene la plata, hoy se debe a sus "benefactores",  por la plata baila el perro, y en una universidad en crisis, por la plata baila la facultad de Ingeniería, por la plata se plantea la apertura de Ingeniería de petróleos en el Meta, una sede completa diseñada para nutrir de ingenieros una naciente refinería de administración mixta.

Considerando esto, la situación y perspectivas de la facultad no es algo por lo cual festejar, es más bien una lucha por una ingeniería al servicio de nuestra gente, por una ciencia y un tecnología que mejoren las condiciones de vida de las personas y no perpetúen la explotación de las personas y el desangrar de la tierra. Esa lucha debe ser constante, debe hacerse diaria, debe tomarse los salones de clase, las cafeterías, los grupos de investigación, debe darse en la búsqueda de la cada vez más escasa extensión solidaria, en las tesis de grado, en los corredores de la facultad, y si, en el edificio Insignia.


Un edificio Insignia de la Ingeniería en Colombia, una insignia de los sueños de los y las ingenieras por un país más justo, por un conocimiento por y para la gente, una insignia de un nunca más, nunca más vicerrectores robaran pantalla a costa de la prostitución de la ingeniería, nunca más los enemigos de la educación como la ministra Parodi serán invitados de honor; una insignia de un basta ya, basta ya de ver la ingeniería como una herramienta que compra quien más plata pague, basta ya de ingenieros sin conciencia social y sin dignidad; una insignia de que la facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional, debe ser siempre el motor que impulse las transformaciones sociales para construir un país más justo, un país más digno, un país del tamaño de nuestros sueños.
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24 de noviembre de 2014

PRESOS POLÍTICOS DE ERON PICOTA INICIAN HUELGA DE HAMBRE POR TRES DÍAS

Con el propósito de denunciar las precarias condiciones de salud en que se encuentran los miembros de la insurgencia privados de la libertad y la falta de atención médica, los presos políticos del Eron – Picota han decidido por segunda vez en este año iniciar una huelga de hambre, con la que buscan exigir el cumplimiento de parte de las autoridades penitenciarias de las obligaciones, legales, constitucionales, los diversos tratados del derecho internacional de los derechos humanos de los que forma parte el Estado Colombiano y las disposiciones del Derecho Internacional Humanitario, que particularmente exigen un tratamiento digno y asistencia médica oportuna a los prisioneros de guerra.

Esta huelga de hambre se realiza días después de haberse conocido un comunicado público de los mismos detenidos, exigiendo gestos recíprocos de paz al Gobierno Nacional, pues, señalan que mientras éste se duele de la retención de un general de la República, mantiene en total abandono a los miembros la insurgencia en su poder.

Así pues, alrededor de 180 presos políticos, miembros de la insurgencia recluidos en el Eron de la Picota, acompañados por detenidos sociales del mismo establecimiento, hacen visible nuevamente su condición de salud, como parte de la situación humanitaria en que se encuentran.

La Fundación Comité de Solidaridad con los presos políticos, observa en esta y las recientes expresiones de protesta de las personas privadas de la libertad, una acción legítima, amparada por la Constitución y la jurisprudencia de la Corte Constitucional; que por tanto debe ser respetada y rodeada de garantías.

Desde ya, hacemos un llamado a las autoridades penitenciarias, organismos de control y al Gobierno Nacional a abrir espacios de concertación que permitan buscar alternativas reales a las exigencias de atención médica de los presos políticos y adoptar medidas inmediatas que humanicen su condición.

Fundación Comité de Solidaridad con los presos políticos
24 de noviembre de 2014
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19 de noviembre de 2014

“Y eso en los códigos del fútbol no es aceptable”




“Y eso en los códigos del fútbol no es aceptable”


Cuando aparece en la cancha un ser capaz de hacer con la pelota lo que su imaginación crea, acude al estadio la verdadera magia del futbol. Veintidós hombres (o mujeres) logran desplegar en un terreno demarcado y con dos porterías, aunque estas sean sólo dos ladrillos reglamentarios, la certeza de la entrega, el sacrificio y el talento al utilizar todo el cuerpo humano para divertirse con un balón.

El futbol es un deporte que desborda alegría, y esa alegría no solo proviene de los goles, aunque como diría Galeano sin dudas el gol es el orgasmo del futbol, pero correr, disputar cada pelota, hacer un túnel, un ocho, una barrida sobre el borde del área propia y robar el balón, atajar un penal son sensaciones fascinantes que desmienten la imagen falsa de encontrar la felicidad solo cuando se infla la malla rival. 

La idea de hacer del gol la única gesta capaz de arrancarnos el éxtasis de la felicidad es una idea cómplice de entender el fútbol como un juego funcional y productivista, donde la pasión y el mismo “aguante” desaparecen como posibilidad, comulgando con la noción de darle la espalda a nuestro equipo si no produce y no consigue victorias. 

Por esto resulta inconcebible el reproche de periodistas empotrados en el fútbol negocio a las fantasías que aunque cada vez son menos, regresan a los estadios colombianos, pensar que este tipo de jugadas contraria los “canones” del futbol es respaldar la idea de un futbol que se vive más en las vitrinas que en las propias canchas, un futbol opaco y gris que debe responder a los grandes intereses empresariales y no a la pasión del futbolista y la afición. 

Poder ver un regate de Garrincha, un pase majestuoso del Pibe, una atajada propia de un gimnasta como las de Lev Yashin (la araña negra), un túnel y un encare con los que Ronaldinho se ganó al Bernabéu, la rebeldía en la cancha de Sócrates, el futbol total de toda una Naranja Mecánica, la picardía y la mano de un Maradona, la gambeta de un Cuadrado solo han sido posibles porque estos futbolistas se han negado a respetar dichos parámetros. El grandioso gesto de Elton Martins, jugador del Medellín enfrentando al Deportivo Cali el domingo pasado por el torneo colombiano es la posibilidad de avistar nuevamente esa rebeldía, picardía y travesura convertidas en gestos técnicos dentro de un terreno de futbol, si para ver nuevamente semejante espectáculo en nuestros estadios y de paso en nuestros potreros se deben romper los dichosos “canones” en hora buena la ruptura!
Lo que “dios Antonio Vélez” parece respaldar es el pie mal intencionado, el puño a espaldas del juez, la zancadilla y el reclamo contra esos talentos, magos y artistas que plasman su imaginación en una pelota, estos parecen ser los códigos del fútbol que los periodistas quieren hacer respetar.

Al fin y al cabo, con la mercantilización de prácticamente todas las esferas de la vida, lo que importa es el rating, la sintonía y los “clics” en una publicación, pues es lo que cuenta para las empresas. Así, más vende la jugada cuando se impregna de morbo y revanchismo, que por su calidad técnica y su aporte a la alegría de la gente. Cuando ha salido en un comercial de Nike o Pepsi, esos del Jogo Bonito, no ha generado reacción ni parecida.

Por eso que no nos vengan con esos cuentos, el fútbol como un deporte y un lenguaje universal es mucho más que las pretensiones todopoderosas de los que no lo entienden, o no lo quieren entender, más allá del 4-4-2. Bienvenida sea la rebeldía en el fútbol, bienvenida la lucha contra los formalismos, contra la normalización de la vida y las costumbres. Más barrio le falta al fútbol profesional para la alegría de nuestra gente, al fin y al cabo “barrio es pueblo, y pueblo es calle”.

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18 de noviembre de 2014

Los diálogos deben afrontarse superando la idea moral de identificar buenos y malos




Los diálogos deben afrontarse superando la idea moral de identificar buenos y malos


La real posibilidad de afrontar una salida negociada a la confrontación de más de cinco décadas no pasa únicamente por la disposición de las partes enfrentadas a ponerle fin a la guerra, requiere de la madurez humana y si se quiere política de todos los colombianos de afrontar nuestros problemas sin limitarnos a juzgar todos los hechos, actores y propuestas desde la óptica moral del bueno y el malo. 

El conflicto colombiano quizá representa una de las confrontaciones armadas con mayor extensión en el tiempo del mundo occidental, hoy Colombia sigue contando con varias estructuras armadas que indiscutiblemente de los matices ponen en entredicho una de las máximas de la ciencia política weberiana, el monopolio de la violencia por parte del Estado. Estas estructuras por supuesto no sólo son aquellas que han decidido confrontar al Estado bajo la modalidad insurgente, allí también subsisten estructuras paramilitares (hoy maquilladas bajo el término de bacrims) que de alguna forma impiden el ejercicio normal del estado en ciertos territorios.

La naturaleza de nuestra guerra ha implicado la imposibilidad militar de la victoria por parte de las guerrillas, pero sin duda estas tampoco han podido ser derrotadas por las Fuerzas Armadas colombianas, ni siquiera con el no despreciable apoyo paramilitar. Aun cuando los proyectos guerrilleros parezcan estar más cercanos a la resistencia armada que a la ofensiva militar, lo cierto es que son una realidad y para pretender su desaparición o por lo menos su transformación hacia proyectos políticos sin armas debe necesariamente pasarse por unos diálogos y acuerdos de paz.

Dese Belisario Betancur (82-86) esta idea ha rondado a los jefes de gobierno sin excepción hasta hoy, ni siquiera aquellos de orden más guerrerista como Uribe pueden aseverar no haber buscado negociar con el ELN y las FARC. Los diálogos con Betancur a pesar de no convocar al conjunto de la insurgencia dado que proyectos como el ELN el MIR-Patria Libre y el PRT no se sumaron a las conversaciones, son quizá uno de los procesos con mayor alcance, las FARC, el EPL, el M-19 y otras agrupaciones firmaron acuerdos de cese el fuego y trataron de desarrollar procesos políticos sin armas que sin embargo, fueron acribillados por el naciente paramilitarismo que a todas luces opero en conjunción con los altos mandos militares como demuestra la experiencia histórica de la Unión Patriótica y el Frente Popular. Sin dudas el final de estas negociaciones no sólo obedeció a las oposiciones encontradas en la jerarquía militar y en las elites regionales, también lo hizo la pervivencia al interior de las insurgencias de proyectos estratégicos donde la guerra constituía un camino factible para sus objetivos políticos.

La desmovilización del M-19, una fracción del EPL, el Quintín Lame y el PRT como resultado de negociaciones con el gobierno de Virgilio Barco (86-90) y del propio Cesar Gaviria (90-94) no significaron el desarme del ELN y las FARC, quienes incluso intentaron de manera conjunta una negociación con Gaviria bajo la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar, que se vio truncada por múltiples factores, entre ellos el secuestro del ministro Argelino Durán por parte del EPL, pero también por sucesos como el bombardeo a Casa Verde que significo que el diálogo arrancara truncado.

Sin dudas la negociación más paradigmática con la guerrilla de las FARC ha sido la enmarcada en el proceso del Caguán durante el gobierno de Andrés Pastrana (98-2002), que incluso corría paralela a las conversaciones con el ELN cuyo proceso fue impedido por las presiones paramilitares en lo que se pensó como la Zona de Encuentro en Santa Rosa, Sur de Bolívar, impidiendo su instalación. 

Muchas han sido las razones aducidas al fracaso de estas conversaciones, (secuestros, acciones militares, etc.) sin embargo, como el llamado ha sido a abandonar el juicio moral de detectar a buenos y malos, preferimos optar por la idea de ver allí dos proyectos que se sentaban a conversar con la idea de hacer un alto en la ofensiva militar sin abandonar la idea de derrotar a su adversario. Pastrana jamás ha merecido el título del presidente más tonto del país, pues si concedió despejar una gran zona a la insurgencia no desestimo esfuerzos en la firma del Plan Colombia y la profesionalización de las Fuerzas Armadas por entonces muy golpeadas, incluso en su moral de combate, ingeniería sin la que el Plan Patriota y el Plan Consolidación del gobierno de Uribe habrían sido solo una fantasía. Pero las FARC también acudieron con la intención de reforzar su Plan Estratégico y de re oxigenar su prestigio y legitimidad como proyecto político lo que sin duda dejaba poco espacio a una seria intención de paz.

Las conversaciones adelantadas con el gobierno Santos parecen ofrecer intenciones serias de paz, por parte de los tres actores. Sin duda la concepción de paz varia conforme a cada uno, así la apuesta de paz del gobierno no es la misma del ELN ni tampoco de las FARC, pero parecen compartir no sólo el reconocimiento del adversario sino también la franqueza en la necesidad de pactar con éste su propia transformación como proyectos políticos, incluso el propio gobierno que quiere mostrarse como una opción de tercera vía, la apuesta estratégica de los tres negociantes es la paz, con sus innegables matices. 

El momento crucial por el que pasan estas conversaciones una vez más llama a la madurez humana y política, si las conversaciones han decidido desarrollarse en medio de la confrontación armada, la guerra pondrá también sus condiciones, no resulta para nada sensato aplaudir la arremetida militar del Estado y sus positivos militares y, condenar ferozmente una acción lógica de toda confrontación armada, la retención de un mando enemigo. Incluso parece más insensato vanagloriarse de la muerte de un mando enemigo que su retención y respeto por su vida, esto nos pondría en una escala de valores donde “dar de baja” resulta más ético que cualquier otro tipo de trato hacia el adversario, así, la muerte de Alfonso Cano parece una muerte buena, mientras la retención de un General de la República, el General Alzate comandante dela Fuerza de tarea Conjunta Titán parece un acto de barbarie, dos hechos lógicos e indeseables de la confrontación armada juzgados desde la moral parecen entonces productos de eventos y escenarios totalmente diferentes.

El llamado constante por parte de las dos insurgencias colombianas a pactar un cese bilateral al fuego podría ser no sólo un ambiente propicio para las conversaciones, sino un factor decisivo en la reducción de estos hechos que se suman a la retención de los soldados en Arauca y la muerte de los indígenas en el Cauca.
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10 de noviembre de 2014

Cine Rebelde: Las Voces del Fuego


Cine Rebelde: Las Voces del Fuego 

“El palacio es la forma de recordar  de hasta
Dónde puede llegar la guerra.
El palacio es para decir nunca más, para decir:
Esta es la barbarie y no queremos volver a tenerla”

Hace tan solo unos pocos días se cumplieron 29 años del holocausto del Palacio de Justicia, igualmente hace tan solo un par de días se confirmó la condena del exmilitar Jesús Armando Arias Cabrales por los hechos ocurridos en el mismo, pese a lo cual todo que sucedió en esas 28 horas no ha  sido aclarado de manera completa pese a los múltiples clamores  de los familiares de los muertos y desaparecidos en estos hechos. Es por ello que como forma de conmemorar esta fecha desde Cine Rebelde los queremos invitar a ver “Las voces del Fuego”

Este es un documental que dura 50 minutos que nos relata a varias voces, entre las que se encuentran ex militantes de M-19, sobrevivientes, testigos, y miembros de las fuerzas militares, como se desarrolla la toma del palacio de justicia por parte del grupo guerrillero M-19, en un intento de estos por forzar a una mesa dialogo de con el gobierno nacional que resulta con la sangrienta retoma hecha por las fuerzas militares y que dejara más de un centenar de muertos entre los que se encuentran magistrados de la corte suprema de justicia, trabajadores del palacio, miembros de las FFAA y militantes del M-19, recordándonos año tras año  cuales son los alcances que tiene la guerra y también lo que se necesita para que hechos como estos no vuelvan a suceder nunca más.

El punto de inicio de este largometraje se da desde el momento en el que un comando del grupo guerrillero M-19, conformado por 35 personas se toma el palacio de justicia en una operación que llamaran “Antonio Nariño, por los derechos del hombre”, en la cual denuncian el incumplimiento de los acuerdos hechos por el gobiernos nacional, y buscan la construcción una mesa de concertación con el mismo. La forma escogida de lograr esto será la retención de los magistrados que en ese momento se encuentran dentro de la edificación, lo que generará el asedio  por parte de las fuerzas militares al palacio, operación que estará al mando del coronel Alfonso Plazas Vega hoy condenado como uno de los principales culpables de los hechos que ocurrieron en el palacio durante las siguientes 28 horas.

Tras los fuertes combates que se dan entre los guerrilleros y los militares que se encuentran en la plaza de Bolívar se rompe la puerta principal del palacio y las fuerzas militares se toman el sótano y la primera planta de la edificación obligando a los guerrilleros a que se replieguen en el tercer y cuarto piso, posteriormente varios miembros de las fuerzas especiales de la policía  (COPES) serán transportados en un helicóptero a la terraza del palacio para que estos intentar una toma del cuarto piso del edificio, durante la retoma de este piso ocurren dos hechos de gran importancia, en primer lugar mueren varios magistrados a manos de la policía, y segundo lugar se genera un incendio posiblemente por la detonación de una de las armas de las fuerzas militares que se encontraban en la 4 planta de la edificación, aunque ninguno de estos dos hechos es esclarecido totalmente por las investigaciones que se harán posteriormente.

La toma por parte de la policía del 4 piso  había generado que los guerrilleros y las personas retenidas tuvieran que replegarse a un baño entre la 3 y 4 planta, sitio en el cual pudieron resistir el incendio que se había generado. En la mañana del 7 de noviembre tras haber sido controlado el fuego, las fuerzas militares ordenaran una operación rastrillo cuyo objetivo será matar todos los supervivientes en la edificación bajo la falsa premisa que  todos eran guerrilleros,  esto generara que los ataques sobre el baño en el que todos se encuentran, se reanudaran con más fuerza; el ejército ya había copado totalmente el edificio y el M-19 se prepara para resistir la último ataque  de las fuerzas de seguridad, las mujeres y las personas heridas son liberadas y el ejército ataca el baño matando a todos los  que en ese momento se encuentran en este, pese a que estos no tenían forma alguna de responder el ataque del ejército.

Hoy  29 años después de los hechos ocurridos en el palacio de justicia no todos los hechos han sido esclarecidos en su totalidad, en parte por poco interés del gobierno y de las autoridades correspondientes en hacer las investigaciones pertinentes, ni todos los culpables han respondido por los hechos ocurrido en el palacio de justicia, pese a que dos de los principales autores de esto (Alfonso Plazas Vega y Jesús Armando  Arias Cabrales) han sido condenados. Es importante señalar la necesidad de develar en su totalidad los hechos ocurridos durante estas 28 horas de angustia y dolor que nos recuerdan uno de los hechos más terribles de violencia del país, que se han generado durante una guerra que ha generado miles de víctimas, y que ha desangrado el país siendo las principales víctimas la sociedad civil y los cientos de personas que se han soñado un país diferente al que vivimos.

Es por esto que para el escenario de paz que se está construyendo actualmente es necesario la reconstrucción total de los hechos ocurridos dentro de estas 28 hora que permitan el esclarecimiento de los responsables de los mismos, aunque es claro que en gran medida son los militares tiene que ser claro de qué forma son culpables y a partir de esto poder construir la memoria de lo ocurrido para evitar que hechos similares vuelvan a suceder, y para que las víctimas de estos hechos puedan ser reconocidas como tal, entre ellas los guerrilleros y sus familiares y puedan ser reparadas de la mejor manera entendiendo que la reparación no vuelve a la vida a los muertos, ni que reparación será únicamente  una suma de dinero cualquiera que pueda ser este, o el encarcelamiento de los culpables.

Acá el Link de “Las voces de Fuego”:







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9 de noviembre de 2014

Universidad y Posconflicto



UNIVERSIDAD Y POSCONFLICTO
CARLOS MEDINA GALLEGO
Docente-investigador
Universidad Nacional de Colombia

Comenzar a pensar la relación entre Universidad y postconflicto implica mirarse en una doble perspectiva de futuro: Primero, involucra la necesidad de hacer un balance sobre la realidad interna de la universidad como institución de la cultura, revisar su visión de sociedad, de país y de mundo; evaluar en término de realidad institucional el cumplimiento de su misión, la pertinencia de sus programas académicos  y acciones institucionales, su coherencia, la cohesión de su comunidad académica y científica en relación con su unidad de propósitos, la dimensión de sus problemas, la realidad de sus conflictos e intereses, entre muchas otras preocupaciones que son propias de la dinámica interna de la institución universitaria, para hacer los ajustes y cambios que sean necesario y disponer su voluntad colectiva y su capacidad formativa, de investigativa y de servicio a la sociedad en la construcción de una paz estable y duradera.

Cualquiera que sea el papel que quiera jugar la universidad en el postconflicto debe estar precedido de su propia y urgente transformación democrática en una perspectiva de compromiso con el país y con las urgencias de sus cambios esenciales. La universidad tiene una oportunidad de pensarse a si misma como institución que tiene una misión cultural, social y política que cumplir y para lo cual se debe preparar y transformar. Esto requiere una revisión juiciosa de las ofertas de bienestar, de la ampliación de los espacios de definición democrática de sus propósitos, de la construcción de una autentica comunidad universitaria, de ajustes a sus propuestas curriculares, pedagógicas y didácticas en el contexto de las nuevas ofertas tecnológicas, de la renovación de las preocupaciones de la investigación, la docencia y la extensión universitaria desde una perspectiva cada vez más solidaria; de la solución de sus problemas laborales y financieros y de la construcción de atmosferas de convivencia pensadas en el respeto por la diferencia y el pensamiento crítico y disidente que se construye desde la valoración de lo que se es y el sueño de lo que se puede llegar a ser.  

La segunda posibilidad que tiene es pensarse como institución abierta en relación franca con las necesidades del país y las regiones, con las poblaciones y los territorios y, definir la oferta de servicio que puede colocar a disposición de la sociedad y la institucionalidad del Estado para contribuir de manera decidida con los requerimientos del postconflicto. Esto exhorta a que la universidad como comunidad de saberes entienda el momento e implemente espacios de diálogo creativo, entre la sociedad, la institucionalidad y la academia para construir de manera conjunta las dinámicas que deben llenar los procesos sociales e institucionales a través de acuerdos consensuados.  Implica pensarse dentro del proceso como un actor que tiene la responsabilidad heredada de su misión de ayudar a construir y mantener la paz.

Postconflicto posibles campos de acción 

Cuando hablamos del postconflicto hacemos referencia en lo esencial a la fase que continua a la terminación del conflicto armado. Esto no implica que las otras formas del conflicto no vayan a seguir desarrollándose  y seguramente generando nuevas transformaciones y dinámicas  de cambio.  Aunque la fase se inicia oficialmente con la firma definitiva de los acuerdos de paz, es deseable que los cambios se comiencen a notar en las acciones  mismas con las que se está cerrando el conflicto, en un proceso de ambientación de las transformaciones institucionales y sociales que han de darse.

El postconflicto supone una recomposición de las relaciones sociales en las que se presta especial atención a las víctimas y se les repara integralmente, se crea la comisión de la verdad para que desarrolle las investigaciones pertinentes y se rindan los informes que posibiliten la reconciliación sobre la base del conocimiento social de lo que sucedió y de los responsables;   se ofrecen las garantías y seguridades a los que han dejado las armas para que se desempeñen en el ordenamiento institucional y hagan pleno uso de sus derechos constitucionales y,  se impulsa el proceso de construcción de la paz con la implementación de los acuerdos y lo que ellos significan en materia de reformas políticas, democratización, planes de desarrollo regionales y nacional  e inversión estatal.

La variedad de acciones que hay que emprender en la fase del postconflicto convoca varios campos de trabajo y por lo tanto el compromiso de toda la institucionalidad publica, la sociedad política (partidos), privada (económica), civil (social) y académica (universidades) y,  en general,  de toda sociedad y la institucionalidad colombiana. Miremos algunos de esos campos:
  
Campo de asistencia humanitaria: que se encargaría de atender a las víctimas, velar por su reparación integral, garantizar en lo posible el retorno y construir las garantías  y programas para el pleno ejercicio de los derechos de las víctimas.

Campo de transformaciones políticas  y de administración del Estado: tendrá como tarea central   el impulso de las reformas políticas e institucionales a que diera lugar los acuerdos en el marco de la ampliación y profundización de la democracia, así como de la adecuación y el fortalecimiento de las instituciones estatales que garanticen una mayor participación de las comunidades en el desarrollo y acompañamiento de la gestión pública.

Campos de transformaciones en el ámbito económico: su acción se centra en sacar adelante las reformas y procesos que convocan los acuerdos en materia económica tanto para el desarrollo integral agrario y rural, como para el desarrollo económico en general desde una perspectiva de mayor equidad y generación de bienestar. En este campo es fundamental la decidida participación y compromiso del sector privado y una clara política de relacionamiento con la inversión extranjera que no vaya en detrimento del interés nacional. 

Campo de las transformaciones en el ámbito social: En este aspecto el trabajo a realizarse gira en poder hacer efectivos los derechos fundamentales de los ciudadanos en relación a la construcción de una sociedad de bienestar, convivencia democrática y seguridad humana; así como favorecer, promover y respetar los proceso de organización social en un decidido fortalecimiento de la sociedad civil, del respeto por la movilización social y de garantías plenas a la protesta ciudadana.

Campo de las transformaciones en el ámbito de la justicia. Centra su trabajo en la construcción de una reforma a la justicia que sirva al nuevo orden político y democrático de la nación, que fortalezca el Estado Social de Derecho, garantice el acceso rápido y eficaz a la justicia, impulse y desarrollo eficientemente los sistemas de justicia comunitaria y alternativa   y le dé un nuevo orden administrativo eficiente al poder judicial. Entre otros aspectos pertinentes a este campo.

Campo de las transformaciones en el ámbito del desarrollo territorial y regional. La guerra ha tenido una territorialidad específica  y ha afectado a distintas zonas del país que han padecido con mayor crudeza los estragos de la misma. Esas regiones y territorios estuvieron durante  décadas  al margen de la acción estatal y son más el resultado de los esfuerzos de las comunidades que de bien estructurados y ejecutados planes de inclusión y desarrollo por parte del Estado. De ahí se deriva el sentido de pertenencia de las comunidades y su arraigo y defensa de los recursos existentes en el territorio pues constituyen su principal fuente de vida y bienestar.

La paz tiene entonces que pasar por los territorios, reconocer a sus comunidades y concertar con ellas sus planes de desarrollo productivo y social en el marco de un proceso de inserción real a la vida del país. Las comunidades indígenas, afrodescendientes, raizales y campesinas se han ido ganando en el desarrollo de sus luchas derechos que deben ser garantizados y conservados. Es necesario tomarlas en consideración, hacer las consultas previas pertinentes a cualquier proyecto de intervención en sus territorios, pero también  democratizar la vida institucional en los mismos de tal manera que estas comunidades tengan capacidad decisión, de gestión, de ejecución y de control social a lo que se hace en las regiones y territorios del que son originarios.      

Campo de las transformaciones en el ámbito de las políticas de seguridad y defensa: Es inevitable aceptar que la finalización del conflicto armado, la desaparición de la guerra, obliga transformaciones institucionales profundas en la fuerza pública y que el paso de una sociedad con alta conflictividad a una de media y baja conflictividad, demanda de una redefinición de la función de la fuerza pública en una sociedad en conflicto pero en proceso de construcción de paz.

 Redefinir la misión de la fuerza pública y las tareas en materia de su función en relación con la precisión  de los riesgos y las amenazas para el Estado y la sociedad son parte fundamental de este proceso. El pasó de policías militarizadas y ejércitos con funciones de policía propias de las sociedades de alta conflictividad, hacia policía comunitarias y de seguridad ciudadana y fuerzas militares en tareas de soberanía y protección de los riesgos ambientales; el paso de la seguridad ciudadana hacia el discurso y la práctica de la seguridad humana tiene que ser parte de las transformaciones  de este periodo así como los temas del gasto militar.

Desde luego, que el postconflicto debe garantizar la subordinación del poder militar al poder político y que este ultimo debe emprender las acciones para que se produzcan los ajustes que requiera la nueva situación política de la nación. Pero ni la fuerza pública va a desaparecer, ni los presupuestos se van a disminuir. Nuevas tareas que ya no serán de naturaleza contrainsurgente tendrán que ser asumidas por la fuerza pública, lo peor que le podría pasar al país, seria la existencia de unas fuerzas armadas y de policía que siguieran operando frente al conflicto social como si se estuvieran confrontando la insurgencia y el terrorismo. El postconflicto requiere sin duda de un proceso general de reeducación y reentrenamiento de la fuerza pública.
       
Campo del acompañamiento Internacional al proceso de implementación de acuerdos: es inevitable pensar en la necesidad que la comunidad internacional juegue un papel relevante como garante en el cumplimiento de los acuerdos y que sirva a la verificación de los mismos en particular a lo que tiene que ver con la etapa que sigue al proceso de terminación del conflicto y dejación de armas.

Sin embargo no es lo único en lo que la comunidad internacional puede ayudar a los procesos de normalización y reconstrucción del tejido social y el desarrollo regional. Pueden prestar una importante ayuda al acompañamiento de las  víctimas  y a la consecución de recursos para el apoyo a la construcción de la paz en el país en el apoyo a programas en especifico, así como en la salvaguarda de la seguridad de quienes  deciden el camino de la participación política para que no se produzcan actos de retaliación criminal.

Colombia tiene hoy una oportunidad única y feliz para salir de la guerra y conducir a las nuevas generaciones a un futuro soñado y construido por todos, en el que no se desconocen las contradicciones e interés contrapuestos, pero en el que se decide transitar los caminos de la democracia amplia y profunda a través de la participación política  en los escenarios institucionales para generar los cambios que se requieren para vivir en una sociedad de conflictos que trabaja a diario por una paz estable y duradera. 
Los campos de acción y las áreas de trabajo  de las universidades en el postconflicto
Estos campos de acción, por llamarlos de alguna manera,  deben convocar la atención de la academia más allá de las urgencias institucionales y de los intereses políticos, en pensar que significa la paz en el modelo económico vigente y cuales son realmente sus posibilidades para llenar al país de expectativas reales y no generar frustraciones futuras. Esto significa pensar cuál es la paz histórica que se puede construir en el marco de los límites del modelo de desarrollo existente, esto es, en el universo del capitalismo, en su fase neoliberal y el mundo globalizado. Es desde esta realidad en tensión con las practicas de resistencia y violencia política que hay que llenar de atributos el concepto de paz con la mayor objetividad posible; preguntarse desde la academia y las regiones en la realidad de la mismas, qué es la paz territorial, integral, con justicia social u equidad, para no llenarla de atributos irrealizables que llenando de expectativas generen nuevas frustraciones a la nación.

Son muchos y diversos los frentes de trabajo que comprometen la academia en el periodo de transición y postconflicto para los cuales hay que estar preparados. El valor agregado de cada universidad,  está en su capacidad para expresar su voluntad institucional y política de comprometerse con los cambios que se requieren, ajustarse a las necesidades y urgencias de los procesos, sobre la riqueza de sus tradiciones y aprendizajes, y su capacidad para operar en relación con las instituciones del Estado y la distintas formas de organización de las comunidades y la sociedad en general. Pero debe ser claro que no le corresponde a las universidades implementar acuerdos, ni reducir sus agendas académicas a los mismos; lo que le corresponde es disponer la voluntad institucional hecha oferta de servicio y compromiso para construir procesos que convocan distintos campos de acción de los cuales me permito enunciar algunos sin que ellos cierren el universo de posibilidades:

1.      Un papel importante juegan las universidades en la construcción de una cultura de la paz que permita la irrupción de nuevas ciudadanías y liderazgos sociales que ayuden a aumentar procesos de inclusión en el ejercicio pleno de los derechos fundamentales y los derechos humanos. Todas las áreas de educación,  ciencias sociales y políticas están convocadas a trabajar en esta tarea fundamental.

2.      En el desarrollo rural integral las ciencias agropecuarias, las ingenierías ambientales, las ingenierías agricolas y civiles, las ciencias humanas, la sociología y la antropología, las ciencias administrativas, económicas y jurídicas, entre otras disciplinas son fundamentales para implementar la transformación del campo y de la vida rural. En general es necesario que cada programa se piense en relación con las necesidades y se adecue para responder de manera pertinente a las mismas. Un novedoso y bien pensado programa de Ingeniería Rural seria de gran utilidad.

3.       El desarrollo organizacional, económico y empresarial desde distintas perspectivas y enfoques que comprometan el orden de las economías campesinas y populares, la generación de nuevos proyectos económicos, renueve y fortalezcan las empresas de economía solidaria, articulándolas a planes de desarrollo comunitario y social y, a posibles alianzas estratégicas con sectores de agroindustriales y empresas de mercadeo, convocan programas pilotos de investigación en una alianza entre las universidades y las comunidades en los territorios que esta precedidos de programas de capacitación y formación técnica y profesional.

4.      El sector minero energético convoca grandes esfuerzos de la academia para el diseño de nuevas, vigorosas y conservacionistas practicas de explotación en las que las áreas de ingeniería y la administración de empresas juegan un papel sobresaliente así como la ingeniería ambiental. Hacer el uso debido de los recursos naturales desde una perspectiva sustentable de economías limpias llama a la academia al desarrollo de programas de ciencia, tecnología e innovación en contextos regionales, productivos y ambientales específicos. En estos procesos poder contar con una Ingeniería del Aguas seria de gran utilidad.

5.      El tema de Estado, Sistema Político y Gobernabilidad convoca toda la batería de Ciencia Políticas y Sociales, así como de las Ciencias Jurídicas, en una perspectiva de aportes a los procesos de ampliación y profundización de la democracia, mejores sistemas de gobierno y gobernabilidad y a una relación de gobernanza en la que interactúen de manera complementaria y armónica lo público, lo privado y lo social. En este tema es necesario fortalecer la participación social y política en una nueva concepción de empoderamientos ciudadanos que transformen desde el ejercicio de la gestión pública los problemas del clientelismo, la corrupción.

Se trata de aportar desde la academia en la construcción de una nueva escuela de pensamiento sobre lo político y lo institucional,  en una sociedad que deja atrás la violencia para encontrase con la civilidad democrática. Una deuda grande tienen las universidades con las reformas a la justicia y al sistema político en general pues han perdido la posibilidad de ser escuchadas y tenidas en cuenta por la institucionalidad jurídica y política de la nación. Es necesario que la academia recupere el lugar que debe tener la ciencia y la cultura en el escenario institucional de la política como voz de la conciencia colectiva.

6.      El tema de salud y vida es de mayor integralidad y convoca las especificidad del área de las Ciencias de la Salud, pero igualmente,  de todas aquellas que se requieren para garantizarla;  temas como seguridad alimentaria, vivienda, medio ambiente sano, educación… entre un centenar de posibilidades hace de esta área un universo de relaciones inter y multidisciplinarias que deben apuntar a garantizar las mejores condiciones de salud para la ciudadanía.             

7.      Sobre medio ambiente y biodiversidad. El trabajo que pueden realizar las universidades a este respecto es amplio, desde el diseño de estrategias de utilización sustentable del medio ambiente a procesos de recuperación y conservación de la biodiversidad, estudios de impacto ambiental y manejo adecuado de recursos naturales. El país debe construirse en medio de una cultura de sustentabilidad ambiental que atraviesa todos los espacios de la vida social y productiva de la nación y que compromete la sociedad y la institucionalidad en la armonización de la vida natural con la social. El manejo de los residuos sólidos, los procesos de reciclaje, la produccion de abonos orgánicos, los programas de basura cero, la optimización de los ciclos del agua, las mediadas contra el calentamiento global entre otras líneas de trabajo deben ser objeto de las distintas áreas de conocimiento en los campos de la investigación, la formación ciudadana y la extensión solidaria.
 
8.      Etnología Arte y Cultura. La condición multiétnica y pluricultural de la nacion obliga al estudio de las relaciones con las comunidades indígenas, afrodescendientes, raizales room, a la conservación de sus culturas y al entendimiento de sus relaciones y formas de organización sociales y políticas así como a la garantía social, institucional y constitucional de sus derechos en el marco de una sociedad diversa e incluyente.  

Un papel fundamental juega en los periodos de transición la recuperación de la cultura, las tradiciones y el folclor de las comunidades en las distintas regiones del país por parte de sus poblaciones y sus instituciones labor que compromete la investigación y el trabajo de las universidades. Es necesario abrirse a modelos de formación profesional para estos grupos desde las posibilidades y requerimientos de sus culturas.

Nada llena de más identidad y orgullo a los pueblos que sus expresiones culturales y artísticas; la música, la pintura, la literatura, la poesía y el arte en general cumplen un papel sobresaliente en los procesos de reconciliación y armonización de la vida social.
 
9.      Mujer, género, desarrollo integral y productivo. Un largo proceso de empoderamientos de las mujeres en todos los campos de la vida nacional debe abrirse durante el postconflicto, porque han sido ellas como se ha evidenciado en el tema de victimas quienes han padecido con mayor rigor los efectos del conflicto y de la violencia;  para ello se debe estar preparado cultural e institucionalmente. Los estudios de género y los programas de visibilizacion, reconocimiento e inclusión de las mujeres en los procesos políticos, culturales y productivos hacen parte de las tareas esenciales del postconflicto en el que las universidades tienen un papel esencial que jugar. Las ciencias humanas y sociales deben abrirse a un espacio de trabajo con las mujeres y las poblaciones LGTBI, para generar una sociedad con mayor inclusión y mas diversa.   

10.  Hábitat, Ciudad y territorio. El abordaje de este tema implica una aproximación multidimensional propia de la ecología urbana contemporánea. A través de él se busca identificar y construir el espectro de eco-regiones colombianas que promueva los mayores retos para la investigación y la gestión integral del hábitat, la ciudad y el territorio. Se pretende promover el estudio de estos procesos atendiendo el contexto contemporáneo que impacta tanto las formas de ocupación del territorio, las relaciones y escalas territoriales, las expectativas sociales sobre la sostenibilidad, conservación y calidad del hábitat, así como la producción del conocimiento en las ciencias del territorio y del hábitat y las disciplinas del urbanismo y el ordenamiento territorial. 

Como lo señala  el instituto Hábitat, Ciudad y Territorio de la Universidad Nacional de Colombia, estos temas convocan la investigación desde la perspectiva de la producción de conocimientos y enfoques críticos, útiles y creativos para la realidad nacional y la comprensión de las problemáticas concernidas con la construcción y transformación social del hábitat, y el ordenamiento y la sostenibilidad responsable del territorio y la ciudad y la ruralidad en Colombia. 

11.  Tecnología de la información y la comunicación. Un universo de posibilidades para la ampliación de la democracia, la educación y el desarrollo social y productivo se abre a través de las tecnologías de la información y la comunicación colocadas desde la academia en perspectivas de paz y convivencia. A este respecto las ingenierías de sistemas y los programas de comunicación y educación juegan un papel importante en los procesos de alfabetización tecnológica para el uso adecuado y pertinente de la información y el desarrollo de sistemas sociales y alternativos de comunicación.     

12.  Educación desarrollo y equidad. Siempre se ha afirmado que la educación es la base fundamental del desarrollo y la convivencia democrática y pacífica de la sociedad, pero lo que el modelo educativo nos está arrojando es conflictividad, exclusión y falta de posibilidades de futuro. Es necesario hacer una revisión académica juiciosa de los programas educativos a todos los niveles descongestionarlos y des-ilustrarlos, para volverlos de mayor excelencia y pertinencia, más acordes a los retos del mundo moderno y mas pensados desde la diversidad de aptitudes y actitudes de los niños y niñas, jóvenes y en general de la población en consonancia con las motivaciones e intereses  personales y las necesidades y urgencias nacionales. Hay que diseñar modelos educativos que formen seres humanos integrales, favorezcan el desarrollo nacional, contribuyan a crear equidad y propugnen por sociedades de buen vivir y de bien estar, esa es una tarea en la que las universidades en su conjunto deben responsabilizarse y comprometerse.     

13.  Integración regional y relaciones internacionales. Los procesos de integración regional y el relacionamiento con el mundo obliga a que las universidades se piensen en una perspectiva más amplia que el solo espacio institucional o nacional, como agentes fundamentales de las políticas de relacionamiento cultural, social, económico y político del país con el mundo.

El tema de la globalización y de su impacto social, como marco referencial amplio de las nuevas modalidades de la integración regional y global convoca a que se analicen los procesos de globalización y regionalización de los mercados y sus repercusiones sociales en América Latina y en el país y, se miren  las repercusiones sociales de la integración de los mercados sobre el ámbito de las oportunidades y las relaciones laborales. Asi como la necesidad de replantear el tema de la integración en sus múltiples dimensiones que, además de la económica y la política, incluye la social, la cultural y la de la seguridad regional.

Igualmente es necesario que las universidades en sus programas específicos revisen el impacto de la globalización cultural sobre las modalidades de la integración regional. E igualmente  se examinan las relaciones entre los conceptos y fenómenos de la integración económica, la globalización extraeconómica y el autodesarrollo indígena, entre otros temas que convocan este eje trabajo.

En síntesis un universo de posibilidades se abre para las universidades en el periodo de transición y postconflicto que convoca a la generación de ajustes y a la comprensión adecuada de las condiciones reales de los procesos institucionales, poblacionales y territoriales. El primer paso que se debe dar es la renovación de la voluntad institucional y el rompimiento con las paquidermias académicas y administrativas que no permiten que las instituciones marchen al paso de las necesidades históricas y que las mantienen relativamente relegadas de los procesos sociales y políticos de la nación. Hay que volcarse al país a través de programas de investigación, formación y extensión que sean pertinentes para los retos que tiene nación en el periodo de transición y  postconflicto armado en el camino de ayudar a construir una sociedad más democrática, justa y de mayor bienestar y buen vivir.    
            
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